Cuando a una chica le preguntan que si va al gimnasio y dice que hace CrossFit, inmediatamente se produce la temida pregunta, esa que ronda en la cabeza de todos aquellos que desde el desconocimiento o (espero que nunca os encontréis uno de estos casos) desde la discriminación, piensan que porque un entrenamiento sea de fuerza, a alta intensidad y en un box diáfano sin música ni steps, ya no es algo para «chicas«. ¿Y tú haces CrossFit?
Crossfit y mujeres. Y esto es algo que no sólo afecta a esos hombres que se sorprenden de que una chica haga CrossFit, sino también a aquellas mujeres que con sólo nombrar la palabra CrossFit piensan en la teniente O’Neil hasta arriba de barro y ante ejercicios que difícilmente podrán superar.
Es cierto que debido al «marketing» que rodea a esta disciplina de entrenamiento se pueden recibir una serie de conceptos preconcebidos que, en resumen, son 100% erróneos. Ni todos los que lo practican son rudos tíos musculados que levantan bombonas de butano como calentamiento en casa antes de salir, ni jugamos con lesiones, estamos locos o entrenamos con elevados pesos al alcance de muy pocos. Más bien todo lo contrario.
El CrossFit se caracteriza, precisamente, por ser un entrenamiento completamente adaptable a todo tipo de condición física, rompiendo así con el tradicional y equivocado prototipo de gimnasio con chicos en la sala de musculación y chicas en la sala de Fitness. En el CrossFit, como en la vida, todos usamos el mismo lenguaje, independientemente de la edad y el género, adaptando los entrenamientos y los ejercicios a las condiciones específicas y los objetivos de cada persona.
Pero lo más importante es que la motivación de entrenar todos juntos hace que todos los miembros del Box nos superemos, aprendamos de nosotros mismos y de nuestros compañeros, consiguiendo alcanzar límites que hasta ese momento desconocíamos. Al entrenar codo con codo encontrarás situaciones en las que es posible ver entrenando juntos a mujeres, hombres, jóvenes y mayores, todos juntos, entrenando a la vez, pero con pesos y ejercicios adaptados a sus condiciones físicas, independientemente de lo que ponga en su carnet de identidad. Porque el CrossFit no entiende de sexo o edad, sino de tu condición física o nivel de entrenamiento.
Ah, pero… ¿eres chica y crees que por entrenar CrossFit vas a sacar la espalda y los brazos de las campeonas de los últimos CrossFit Games? Ya les hubiera gustado a ellas conseguir esa fuerza y esa musculatura tan fácilmente. No olvides nunca que ellas son atletas de élite. ¿Alguna vez te ha dado miedo que por jugar un par de veces al tenis se te ponga el brazo de Rafa Nadal? Pues ahí tienes tu respuesta. Lo que si conseguirás es una mayor fuerza, un cuerpo más trabajado y una mayor resistencia. Una recompensa sólo alcanzable, eso sí, tras unas rigurosas agujetas de iniciación y meses de sentadillas.
Y por supuesto, nunca olvides que existen muchos mitos sobre el CrossFit qué siempre es bueno romper para atreverse a probarlo. Pero recuerda, esto es CrossFit, y engancha.
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